[ VIVA El Reportero / 13 de septiembre de 1986 ]

En la Galería  Luigi Marrozzini, Viejo San Juan, Wilfredo Chiesa exhibe pinturas, dibujos, obras realizadas con pulpa de papel portafolio de gráfica de su producción reciente. Los dibujos forman parte de una serie que se exhibió en el Instituto de Cultura Puertorriqueña en el último Congreso de Artistas Abstractos. Es más patente en ellos el desarrollo en el estilo de Chiesa hacia  una expresión más dinámica, llena de movimiento. El trazo es fuerte y Chiesa parece preferir ahora las diagonales, el zig-zag, la forma entrecortado, línea interrumpida. Las formas ovoides, más bien plácidas y contenidas de su producción anterior han dado paso a formas abiertas o de perfiles angulares. Sin embargo, este cambio lejos de comunicar una nueva ruta, tiene un carácter arcaizante; mucha de la obra recuerda el cubismo, y por sobre todo el futurismo y su secuela constructivista.                                                                                                                                                    

La obra realizada con pulpa de papel presenta hermosas texturas y es la más satisfactoria muestra. Chiesa divide la superficie en formas de diseño y colores contrastantes y logra composiciones agradables. Los lienzos pequeños están mejor resueltos; la composición es más densa y las líneas y las formas crean una trama compacta. En las pinturas de gran formato el interés pictórico se diluye un poco; están bien pensadas, pero no logran el impacto de las obras más pequeñas. En los dibujos, Chieso se suelta un poco más, pero el artista tiene una mano de hielo que le impide una expresión apasionada. El portafolio de gráfica, que a Marrozzini le parece extraordinario (y de eso él sabe mucho), a mí no me conmovió. Tengo un problema muy serio con la obra de Chiesa: entiendo que está bien hecha, pero es un tipo de expresión a la cual no respondo; no logra emocionarme.

La muestra va acompañada de un catálogo de tamaño heroico, muy bien diseñado, con un excelente ensayo de Efraín Barradas. Borradas compara la obra de Chiesa con la de la artista norteamericana Katherine Porter, oriunda de Boston, la ciudad donde reside Chiesa desde 1979. En la comparación, Borradas hace referencia a la preferencio.de ambos artistas por el Art Deco, que emplean de manera muy diferente en sus respectivas obras. Borradas señala que la búsqueda en el arte del pasado, el citar estilos de otros  tiempos caracteriza el momento actual. Es decir, que esta especie de arqueología pictórica está muy de moda, y Chiesa se enclava perfectamente bien dentro de los cánones del postvanguardismo o postmodernismo. El ensayo le da un contexto a la producción de Chiesa.

Borradas señala que: “el regreso de Chiesa al Deco trasciende la finalidad principal de ese estilo en cuanto le sirve de medio para estructurar, no para decorar” (énfasis nuestro). Me parece que es éste uno de los señalamientos de más importancia en el ensayo y me hubiese gustado que el autor hubiera abundado más en él. Porque es precisamente el aspecto formal, la estructuración de la obra lo que preocupa fundamentalmente a Chiesa. Su acercamiento es desapasionado, y creo que es el tipo de expresión que más necsita de la exégesis literaria que tan bien práctica Borradas.

A través de la historia los artista han recurrido a la cita o la remterpretación de las obras del pasado. Bacon acude a Velázquez, Botero a Rubenso a Piero della Francesca. Estanto un homenaje a 1os grandes maestros del pasado, como una manera de establecer la continuidad y la innovoción dentro de esa tradición. Uno de los trucos publicitarios del postmodernismo es producir obra en estilos pasados, en algunos casos imitando fiel y hasta servilmente la manera en que Caravaggio o Frans Kline hacían su obra. Chiesa no está en ésas, aunque es obvio, como señala Borradas, “que explora caminos abiertos por otros en el pasado”. Yo entiendo por qué Myrna Báeztoma una imagen de Manet o Arnaldo Roche las de las cuevas de Altamira, pero no acabo de entender estas citas en la obra de Chiesa. Lo viejo es lo nuevo en la obra reciente de Chiesa; quién sabe si se trate de un ataque temporero de nostalgia, o de un paso intermedio hacia una expresión propia, para la cual el futurismo y el Art Deco sirvieron de trampolín, Mientras tanto las obras están ahí, muy bien hechas, por cierto, para el deleite de otros.