[ El Reportero / 4 de diciembre de 1986 ]

La xilograjía en Puerto Rico 1950-1986 en el Museo de la Universidad de Puerto Rico es una/exposición ejemplar. Esel producto de una extensa y minuciosa investigación llevada a cabo por Flavia Marichal Lugo, organizadora de la muestra. Incluye paneles educativos que reproducen parte de los ensayos del catálogo, una sección con excelentes fotos de Lorenzo Homar trabajando su última xilografía y una vitrina con los diversos instrumentos de trabajo que emplean los xilógrafos. Algunas de las planchas o de los tacos que los artistas han empleado se presentan al lado de la obra impresa, que resulta de gran utilidad para que el público pueda entender el proceso que culmina en la estampa. La muestra le permite al visitante llevarse una idea bastante cabal de este medio gráfico, de su desarrollo histórico con-Puerto Rico, así como apreciar lo mejor de la producción de nuestros artistas.

Además de todo esto, «la exposición cuenta con un catálogo excelente, que a mi entender es una fuente indispensable para el estudio de esta manifestación del arte contemporáneo de Puerto Rico. La investigación llevada a cabo por Marichal Lugo se recoge en un ensayo interpretativo, en una extensa bibliografía y en un balance apéndice que compendia las xilografías realizadas en Puerto Rico en el periodo estudiado. La publicación de este catálogo, que incluye también un ensayo de María Luisa Moreno sobre el desarrollo histórico de la xilografía, es una valiosa aportación a nuestra historiografía. Ya el año pasado el Museo de la UPR había realizado una exposición antológica sobre el cartel en Puerto Rico, organizada por Teresa Tió. Esta excelente muestra de xilografía le da continuidad a ese esfuerzo por estudiar y dar a conocer lo mejor de nuestra producción artística.

La muestra está organizada cronológicamente, y en la década del 50 se destacan las xilografías de Carlos Marichal, que son de una calidad indiscutible. La selección de las obras de Marichal constituye uno de los aciertos de esta exposición; el artista trabaja la madera a contrahilo en obras de pequeño formato y gran impacto. Es Marichal quien propulsa el medio en la década, pero a pesar de sus esfuerzos, los artistas del Centro de Arte Puertorriqueño por muy claro en el catálogo de la exposición, y es una de les pocas fallas de la muestra.

No es hasta la década del 60 que la xilografía pasa a convertirse en importante medio para los artistas puertorriqueños, y aquí el estímulo principal proviene de Lorenzo Homar. Contrario a Marichal, Homar trabaja con la fibra de la madera, que emplea muy efectivamente en sus imponentes xilografías. Estas sientan pautas de calidad para los artistas que se forman en el Taller de Artes Gráficas del Instituto de Cultura Puertorriqueña, calidad que caracteriza el medio en Puerto Rico hasta el presente. Las xilografías de gran formato de Homar Línea clásica, Unicornio en la isla y Bonito Norte a la Cáncora, datan de estos años. Pero si bien Homar logra imágenes memorables en xilografía, son sus discípulos Antonio Martorell y José R. Alicea quienes emplean el medio con mayor insistencia en la década, así como posteriormente.

En el apéndice se puede apreciar el hecho de que los artistas que han cultivado la xilografía más consistentemente son Alicea, Luis Alonso y Martorell. La muestra de la UPR se da al mismo tiempo que están en sala exposiciones tanto de Alonso (Liga de Arte) como de Martorell (Museo de Bellas Artes), y uno asume que no se quería incluir aquí los mismos grabados que aparecen en esas exposiciones. Sin embargo, para el visitante promedio o para el que no pasa el trabaio de leer el apéndice, Alicea, Alonso y Martorell son unos entre muchos, cuando en realidad su aportación al medio es mucho más considerable, no sólo en cantidad sino en calidad.

Otra omisión que me parece lamentable es de la obra de Arnaldo Roche. Roche se forma en el importante Taller de Diseño de la Escuela de Arquitectura, dirigido por Torres Martinó, y desde comienzos de su carrera trabaia la xilografía con gran maestría. La serie de xilografías de Roche, 100 estados del alma, además de constituir una imagen de gran impacto, hace un serio planteo conceptual en torno a la gráfica. Este mismo año el Museo de la IJPR organizó una muestra de Roche; no haber incluido sus xilografías (y sólo algunas de ellas en el apéndice), va en detrimento de la exposición. Otro que se quedó fuera es Francisco Rodón, cuya obra temprana en xilografía resulta de interés. Estos señalamientos los hago en ánimo de rectificar una fallas en una muestra que, como señalé al comienzo, me parece eiemplar.  Por suerte son pocas.

La exposición encierra muchas sorpresas agradables, entre estas El fanguito (1961) de Luis Germán Caiiga, Caño de Martin Peña (1963) de José Iranzo y Reportaje (1979) y Pueblo IV (1979) de Jesús Cardona. La selección de obras de Myrna Báez, López del Campo, Denis Mario Rivera, Rafael Rivera Rosa, Torres Martinó y Tufiño es muy acertada. Hubiera sido más efectivo eliminar una o dos de las xilografías de Sobrino, para así destacar más su tremenda obra, Carmen Merengue (1972). Las xilografías de José Antonio Peláez, Dessie Martínez y Consuelo Gotay contrapesan en algo el gran énfasis en lo dramático de la selección.

En términos de contenido, la muestra da una idea bastante cabal de las muchas posibilidades expresivas que nuestras artistas encuentran en la xilografía. Se destaca la gráfica que incluye texto, o cuyo punto de partida es la literatura, tanto oral como escrita. El Unicornio de Homar parece ser, sin duda, el origen de este género, que tiene gran arraigo entre nuestros artistas. La gráfica política y de protesta, el paisaje, lo cotidiano, la muerte, son algunos de los otros géneros que Marichal Lugo destaca en su ensayo. La exposición va estar en sala hasta el 23 de enero, y ofrece una oportunidad única para llegar a conocer este medio gráfico, con el cual nuestros artistas han interpretado y simbolizado nuestra cultura.