[ Antonio Frasconi / Casa Candina y la Trienal de Porcelana en Nyon, Suiza / Carta de Edgardo Franceschi ]

Para la Semana de la Lengua la Universidad de Puerto Rico montó una exposición de gráfica del gran artista uruguayo Antonio Frasconi. Consiste básicamente de 3 portafolios basados en lo poesía y trágica muerte de Federico García Lorca. El primero de éstos (1953) recoge el Romance de la luna, luna y el Romance la Guerra Civil en imágenes que si bien le dan forma concreta a los versos de García Lorca, a la vez abren otra dimensión a la lectura de estos extraordinarios poemas. Oda a Lorca (1962) recoge una conmovedora elegía de Machado al asesinato de García Lorca y un romance de este último sobre su muerte junto a 15 litografías en torno a la infame matanza del poeta. Si bien Frasconi es uno de los grandes maestros de la xilografía, este portafolio nos muestra su manera de crear imágenes en otro medio que también maneja ejemplarmente.

Llanto por  Ignacio Sánchez Mejías se ha convertido en uno especie de emblema de la vida y obra de García Lorca. El portafolio de Frasconi amplifica este proceso de simbolizar a través de la muerte del torero los conflictos de España; la propia muerte de Lorca expresa esa pugna entre la libertad del artista y la fuerza bruta del estado fascista. Luego del fin del régimen franquista que asesinó a Lorca, Frasconi se permite una evocación más tierna del poeta en Garcia Lorca en la Alhambra (1978). Ahí está el poeta creador y lleno de vida, el amigo que Buñuel rememora en su autobiografía. La exposición va a estar unos días más en el Museo de la Universidad de manera que los que no han podido verlo, todavía están a tiempo.

Llegué tarde a la exposición de porcelanas de Toni Hambleton en Casa Candina. Ya las obras están de camino a la Trienal de Porcelana en Nyon, Suiza, pues Hambleton resultó entre los 16 ceramistas escogidos por el jurado para formar parte de esta muestra. Se trata de un gran honor y reconocimiento a la obra de Hambleton. Este año Sylvia Blanco volvió a obtener medalla de oro en Faenza, de nuevo premio de adquisición. En Casa Candina muestra una Vasija con tapa de hojas, que no es vasija ni tiene tapa, pero que funciona muy bien. Matizan su presencia asertiva el elemento de lo absurdo y un toque de lo cómico. La pieza de Blanco forma parte de una colectiva de vasijas que es muy exitosa. Nos remite a las exposiciones temáticas que hacía el Grupo Manos y que resultaron en una gran fuente de estímulo para los participantes y el público en general.

Joy Cintrón aporta  una Vasija de bejucos muy efectiva, mientras que Betsy Padín tiene otra bidimensional realizada de cartones en collage, Dos de Jaime Suárez están confeccionados de barrografías sobre papel; Adriana Mangual utilizó 4 planchas de sus fachadas arquitectónicas para confeccionar otra, y Balossi trajo un enorme plato. El resto de las obras incluidas son vasijas, pero dudo que nadie quiera hacer otra cosa con ellas que mirarlas y tocarlas. Bernardo Hogan emplea ahora unas anchas líneas en zig-zag, de color y textura en contraste con el cuerpo de la vasija. El efecto de pugna y contrapeso está muy bien logrado. Alfredo Santiago muestra dos vasijas de forma muy hermosa y de buen color. Joyce Wlodarczick y Gretchen Haeussler emplean líneas de manera prominente en sus respectivas obras. La vasija de Wlodarczick es muy elegante y sobria, de estilo y sentido diferente al de su obra en otros medios. La de Haeussler tiene un fino toque de humor; uno espera que a esta talentoso artista le pique el mosquito de la producción y se dedique a trabajar a trabajar a trabajar.

El martes salió una carta del artista Edgardo Franceschi que expresa su reacción adversa a uno de mis escritos. Me siento un poco inhibida al contestar; mañana se conmemora comercial y afectivamente a nuestras progenitoras: yo también tengo una y no la voy a exponer. Hay una gran diferencia entré plantear una interrogante y contestarla. Yo hago la pregunta sobre la manera de simbolizar lo puertorriqueño en Franceschi porque desconozco su contestación; no puedo caracterizar una obra que he visto de manera muy fragmentaria. La carta es, sin embargo, reveladora de esa gran vertiente de nuestro conflicto de identidad: el total desprecio por lo de aquí. Al equiparar de manera condescendiente la pintura puertorriqueña con la representación del yagrumo, uno percibe que Franceschi en efecto se llevó para allá ese olímpico rechazo por lo nuestro que tenemos como carimbo de 500 años de colonización. Por mi parte sólo anhelo que nuestros artistas puedan seguir convirtiendo ese coraje existencial en arte.